Optometría pediátrica

La optometría pediátrica es una especialidad dedicada al cuidado visual de los niños, desde recién nacidos hasta adolescentes. Este servicio es fundamental para detectar y tratar a tiempo problemas visuales que pueden afectar el desarrollo académico, social y emocional de los menores. A través de exámenes visuales completos y personalizados, se pueden identificar condiciones como la miopía, hipermetropía, astigmatismo y ambliopía, entre otras. La intervención temprana en la salud visual infantil es crucial para garantizar un crecimiento y desarrollo óptimos en todas las etapas de la vida.

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¿Para qué sirve la optometría pediátrica?

Se utiliza para evaluar y tratar problemas visuales en niños desde su nacimiento hasta la adolescencia. Este servicio es esencial para detectar y corregir afecciones como la miopía, hipermetropía, astigmatismo y ambliopía (ojo perezoso). Además, se aborda la detección temprana de problemas oculares que pueden afectar el desarrollo visual y el rendimiento escolar, garantizando así una adecuada salud visual y un óptimo desarrollo integral del niño.

¿Cómo funciona la optometría pediátrica?

La optometría pediátrica se enfoca en la evaluación y tratamiento de problemas visuales en niños. Durante la consulta, se realizan exámenes visuales adaptados a la edad del paciente, utilizando herramientas y técnicas específicas para detectar problemas como la miopía, hipermetropía, astigmatismo y estrabismo. Además, se evalúa la salud ocular general y se pueden prescribir gafas o terapias visuales según sea necesario. El objetivo es asegurar un desarrollo visual adecuado y prevenir complicaciones futuras.

¿Cuánto tiempo dura el servicio de optometría pediátrica?

La duración de una consulta puede variar dependiendo de varios factores, como la edad del niño y la complejidad de su condición visual. Generalmente, una consulta inicial puede tomar entre 30 y 45 minutos. Durante este tiempo, se realizarán diversas pruebas y evaluaciones para determinar la salud visual del niño y detectar cualquier problema ocular. En algunos casos, puede ser necesario programar citas de seguimiento, las cuales suelen ser más breves, con una duración aproximada de 20 a 30 minutos.

¿Cómo prepararse para la optometría pediátrica?

Se recomienda llevar un registro de la historia médica del niño, incluyendo cualquier problema visual previo y antecedentes familiares de enfermedades oculares. Es importante que el niño descanse bien la noche anterior y que se le explique de manera sencilla en qué consistirá la consulta para reducir cualquier ansiedad. Además, se deben llevar los lentes actuales del niño, si los tiene, y cualquier receta anterior. Se sugiere llegar unos minutos antes de la cita para completar cualquier formulario necesario.

Precios de los servicios por ciudad

  • Bogotá Desde $ 30.000

    0 clínicas, 29 especialistas


  • Cali Desde $ 70.000

    0 clínicas, 11 especialistas


  • Medellín Desde $ 50.000

    0 clínicas, 3 especialistas


  • Armenia Desde $ 130.000

    0 clínicas, 1 especialista


Preguntas frecuentes

  • ¿A qué edad se recomienda la primera consulta de optometría pediátrica?

    La primera consulta se recomienda a los seis meses de edad. Durante esta evaluación inicial, se examinan aspectos cruciales del desarrollo visual del niño, como la capacidad de enfoque, el seguimiento de objetos y la alineación ocular. Posteriormente, se sugiere una revisión a los tres años y antes de comenzar la etapa escolar, alrededor de los cinco años. Estas consultas tempranas permiten la detección y tratamiento oportuno de posibles problemas visuales, asegurando un desarrollo visual adecuado y previniendo complicaciones futuras.

  • Los signos de problemas visuales en los niños pueden incluir dificultad para leer o ver la pizarra en el colegio, entrecerrar los ojos, frotarse los ojos con frecuencia, dolores de cabeza recurrentes, pérdida de interés en actividades que requieren visión cercana, como leer o dibujar, y desvío de uno o ambos ojos. También se puede observar una coordinación deficiente al realizar actividades físicas. Ante la presencia de estos síntomas, se recomienda una evaluación por un especialista en salud visual infantil.

  • Se realizan varias pruebas para evaluar la salud visual de los niños. Estas pruebas incluyen la evaluación de la agudeza visual, que determina la claridad de la visión; la refracción, que mide la necesidad de lentes correctivos; y el examen de la motilidad ocular, que verifica el movimiento y la coordinación de los ojos. Además, se examina la salud general de los ojos, incluyendo la detección de enfermedades oculares como el estrabismo y la ambliopía. Estas pruebas permiten un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado para mantener la salud visual infantil.

  • La frecuencia varía según la edad y las necesidades visuales individuales. Generalmente, se recomienda una primera evaluación a los seis meses de edad, otra a los tres años y luego anualmente a partir de los cinco años. Sin embargo, si se presentan síntomas como dificultad para ver de cerca o de lejos, dolores de cabeza frecuentes o entrecerrar los ojos, se debe programar una consulta lo antes posible. Las visitas regulares permiten detectar y tratar problemas visuales a tiempo, asegurando un desarrollo visual adecuado.

  • Los problemas visuales detectados en los niños pueden corregirse mediante diferentes métodos, dependiendo del tipo y la gravedad del problema. Las opciones más comunes incluyen el uso de gafas correctivas, que ayudan a mejorar la agudeza visual y corregir errores refractivos como la miopía, hipermetropía y astigmatismo. En algunos casos, se pueden recomendar lentes de contacto. Además, la terapia visual puede ser útil para tratar problemas de coordinación ocular y mejorar habilidades visuales. En situaciones más complejas, se puede considerar la intervención quirúrgica. Es fundamental realizar un seguimiento regular con el optometrista pediátrico para asegurar el éxito del tratamiento.

  • La principal diferencia entre una consulta de optometría pediátrica y una consulta de optometría para adultos radica en el enfoque y las técnicas utilizadas. En la optometría pediátrica, se emplean métodos y herramientas adaptadas a la edad y desarrollo de los niños, considerando su capacidad de comunicación y cooperación. Además, se evalúan aspectos específicos del desarrollo visual infantil, como la coordinación ojo-mano, la percepción visual y el desarrollo de la visión binocular. En contraste, las consultas para adultos se centran más en la corrección de problemas refractivos y enfermedades oculares relacionadas con la edad.

  • Los problemas visuales pueden tener un impacto significativo en el rendimiento escolar de los niños. La dificultad para ver claramente la pizarra, los libros o las pantallas puede llevar a una comprensión deficiente del material, errores en la lectura y escritura, y una disminución en la atención y concentración. Estos problemas pueden resultar en un bajo rendimiento académico, frustración y falta de interés en las actividades escolares. La detección temprana y el tratamiento adecuado de los problemas visuales son esenciales para asegurar que los niños puedan alcanzar su máximo potencial en el entorno educativo.

  • Para cuidar la salud visual de los niños, se recomienda realizar exámenes visuales periódicos desde una edad temprana. Es importante fomentar hábitos de lectura con buena iluminación y a una distancia adecuada. Se debe limitar el tiempo frente a pantallas y asegurarse de que los dispositivos electrónicos tengan un brillo adecuado. Además, se aconseja promover actividades al aire libre para reducir el riesgo de miopía. Una dieta balanceada rica en vitaminas A y C también contribuye al bienestar ocular.