Nasolaringoscopia

La nasolaringoscopia es un procedimiento médico que permite la visualización detallada de las vías respiratorias superiores, incluyendo la nariz, la garganta y la laringe. Este examen se realiza utilizando un endoscopio flexible y delgado, equipado con una cámara y una luz, lo que facilita la identificación de posibles anomalías o enfermedades en estas áreas. La nasolaringoscopia es fundamental para el diagnóstico y tratamiento de diversas afecciones respiratorias, como infecciones, tumores, pólipos y problemas de las cuerdas vocales, contribuyendo así a una atención médica precisa y efectiva.

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¿Para qué sirve la nasolaringoscopia?

Se utiliza para examinar detalladamente las estructuras de la nariz, la garganta y las cuerdas vocales. Este procedimiento permite diagnosticar diversas afecciones como infecciones, inflamaciones, tumores, pólipos, y otras anomalías en las vías respiratorias superiores. Además, se emplea para evaluar problemas de voz, dificultades para tragar y síntomas persistentes como ronquera o dolor de garganta. La nasolaringoscopia también es útil para guiar tratamientos y procedimientos quirúrgicos en la región nasofaríngea y laríngea.

¿Cómo funciona la nasolaringoscopia?

Se realiza mediante la inserción de un endoscopio flexible a través de la nariz para visualizar las estructuras internas de la nariz, garganta y laringe. El endoscopio, equipado con una cámara y una fuente de luz, permite obtener imágenes detalladas de estas áreas. Este procedimiento se lleva a cabo en un entorno clínico y generalmente se utiliza anestesia local para minimizar cualquier molestia. Las imágenes capturadas se proyectan en una pantalla, permitiendo al especialista evaluar y diagnosticar diversas condiciones de las vías respiratorias superiores.

¿Cuánto tiempo dura la nasolaringoscopia?

El proceso en sí suele durar entre 5 y 10 minutos. Este procedimiento se realiza de manera ambulatoria y no requiere hospitalización. La duración puede variar ligeramente dependiendo de la complejidad del caso y de la necesidad de realizar intervenciones adicionales durante el examen. Antes del procedimiento, se puede aplicar un anestésico local para minimizar cualquier molestia. Una vez finalizada la nasolaringoscopia, el paciente puede regresar a sus actividades cotidianas casi de inmediato, aunque se recomienda evitar alimentos y bebidas calientes por un corto período de tiempo.

¿Cómo prepararse para la nasolaringoscopia?

Es importante informar al médico sobre cualquier medicamento que se esté tomando, ya que algunos pueden necesitar ser suspendidos temporalmente. Se debe evitar comer o beber al menos cuatro horas antes del procedimiento para asegurar una mejor visualización y reducir el riesgo de náuseas. Además, es aconsejable llevar ropa cómoda y, si se usan lentes de contacto, quitárselos antes del examen. Seguir estas recomendaciones ayudará a garantizar que el procedimiento se realice de manera segura y efectiva.

Precios de los servicios por ciudad

  • Bogotá Desde $ 400.000

    0 clínicas, 2 especialistas


  • Riohacha Desde $ 220.000

    0 clínicas, 1 especialista


  • Villavicencio Desde $ 240.000

    0 clínicas, 1 especialista


  • Cali Desde $ 220.000

    0 clínicas, 1 especialista


Preguntas frecuentes

  • ¿Es dolorosa la nasolaringoscopia?

    No es dolorosa, aunque puede causar una leve molestia o incomodidad. Antes del procedimiento, se aplica un anestésico local en forma de spray para adormecer la nariz y la garganta, lo que minimiza cualquier sensación desagradable. Durante el examen, es posible sentir una ligera presión o ganas de toser, pero estas sensaciones suelen ser momentáneas. La mayoría de los pacientes toleran bien el procedimiento y pueden reanudar sus actividades normales poco después de su realización.

  • Los riesgos o efectos secundarios son generalmente mínimos. Pueden incluir molestias leves en la garganta, sensación de náuseas, sangrado leve por la nariz o garganta, y una voz ronca temporal. En raras ocasiones, pueden presentarse infecciones o reacciones alérgicas a los anestésicos locales utilizados. Es importante informar al médico sobre cualquier condición médica preexistente o alergias antes del procedimiento para minimizar posibles complicaciones. La mayoría de las personas se recuperan rápidamente y sin problemas significativos.

  • Los candidatos ideales son aquellos que presentan síntomas como dificultad para respirar, ronquera persistente, dolor de garganta crónico, sangrado nasal recurrente o problemas para tragar. También se recomienda para personas con antecedentes de cáncer en la cabeza o el cuello, o que han experimentado cambios en la voz sin causa aparente. Los pacientes con infecciones recurrentes en las vías respiratorias superiores o con sospecha de obstrucción en la nariz o la garganta también pueden beneficiarse de este examen.

  • Se recomienda evitar consumir alimentos y bebidas calientes durante las primeras horas para prevenir irritaciones. Es importante no realizar esfuerzos físicos intensos y descansar adecuadamente. Si se experimenta dolor de garganta, se puede hacer gárgaras con agua tibia y sal. En caso de presentar fiebre, sangrado excesivo o dificultad para respirar, se debe acudir al médico de inmediato. Mantener una buena hidratación y seguir las indicaciones específicas del especialista contribuirá a una recuperación óptima.

  • Depende de la condición médica de cada paciente y de las recomendaciones del especialista. En general, se puede indicar este procedimiento cuando hay síntomas persistentes como ronquera, dificultad para tragar, o sospecha de lesiones en la laringe o las cuerdas vocales. En algunos casos, puede ser necesario repetir el examen periódicamente para monitorear la evolución de una enfermedad o la respuesta a un tratamiento. Siempre se debe seguir la orientación del médico tratante para determinar la frecuencia adecuada.