El lavado de oídos se utiliza para eliminar acumulaciones significativas de cerumen que no se han podido eliminar con métodos de limpieza caseros y que pueden estar causando síntomas como pérdida de audición, dolor, tinnitus (zumbido en los oídos) o infecciones. Es particularmente importante en personas que producen excesivamente cerumen o que tienen canales auditivos estrechos.