Electroencefalograma (eeg)

Aunque ambos son herramientas diagnósticas utilizadas para evaluar el cerebro, se utilizan de manera diferente. El EEG mide la actividad eléctrica del cerebro y es especialmente útil para detectar epilepsia y otros trastornos relacionados con la actividad eléctrica cerebral. Por otro lado, la resonancia magnética (MRI) proporciona imágenes detalladas de la estructura cerebral y es más adecuada para identificar tumores, infecciones, lesiones cerebrales traumáticas y problemas en los vasos sanguíneos.

El EEG es seguro para la mayoría de las personas. Sin embargo, en personas sensibles, el parpadeo de luces o la hiperventilación (ambos utilizados en algunos tipos de EEG) pueden provocar un ataque epiléptico, aunque es raro. Es esencial informar al médico si se ha tenido una reacción adversa a procedimientos similares anteriormente.

Aunque un EEG puede mostrar patrones de actividad cerebral anormales, no es una herramienta de diagnóstico definitiva para enfermedades mentales como la esquizofrenia o la depresión. Sin embargo, puede utilizarse en conjunto con otras evaluaciones diagnósticas para entender mejor la función cerebral en pacientes con estos trastornos.

Sí, generalmente se necesita una orden médica para realizar un electroencefalograma. Este estudio suele ser solicitado por un médico que busca entender mejor ciertos síntomas como convulsiones, desmayos u otros incidentes neurológicos. Un neurologo u otro especialista en neurociencias puede recomendarte un EEG después de una evaluación clínica.

Generalmente, el tiempo para obtener los resultados de un EEG puede variar dependiendo del centro médico y la complejidad del análisis requerido. Habitualmente, los resultados preliminares podrían estar disponibles poco después del procedimiento, pero el informe completo, que incluye una interpretación detallada por parte de un especialista en neurofisiología clínica, puede tardar varios días, desde 3 hasta 7 días hábiles. Es importante discutir con su médico cómo y cuándo recibirán los resultados.

No hay restricciones de edad específicas para realizar este examen. Este procedimiento se puede realizar en pacientes de cualquier edad, desde recién nacidos hasta adultos mayores. Sin embargo, la técnica y el enfoque pueden variar ligeramente dependiendo de la edad del paciente y de la condición específica que se esté evaluando. Por ejemplo, en niños, especialmente los muy pequeños, a veces se puede requerir sedación para asegurar que permanezcan quietos durante el procedimiento.